Cannabinoides sintéticos
El cannabidiol (CBD) es un cannabinoide que se encuentra en el cannabis, siendo el principal componente de la planta, representando hasta un 40% de sus extractos.
El tetrahidrocannabinol (THC), también conocido como delta-9-tetrahidrocannabinol (Δ9-THC), es el principal constituyente psicoactivo del cannabis.
Cannabinol (CBN) es un cannabinoide psicotrópico que se encuentra en Cannabis sativa y Cannabis indica/afghanica.
La forma más habitual de consumo es en forma de cigarrillo armado a mano: en estos casos se usan directamente los cogollos, secos y desmenuzados, el hachís rubio o negro, o bien las hojas.
Otros métodos incluyen el uso de pipas muy pequeñas, también conocidos como one-hitters,y de narguiles o cachimbas (pipas de agua) para fumar el cannabis o también el uso de bongs.
Actualmente es común el consumo por vaporización, el cual consiste en vaporizar los cogollos secos y curados, a una temperatura tal que solo extrae los cannabinoides y no aquellos productos nocivos que se generan con la combustión.
El Cannabis se usa también en la cocina, para la preparación de recetas como space cake («tarta espacial») o hash brownies («bollos con hachís»).
La ingestión por vía oral debe ser siempre bien medida, ya que de esta forma se ingresa más porcentaje de THC que fumado o vaporizado. También puede ser tomado disolviéndose en copas de café, creando así un bhang.
CRIPY, CRIPI O CRIPA: marihuana transgénica o mentolada.
Se trata de una marihuana cuya característica principal es que provoca mayor adicción a esta droga.
“Normalmente este ‘creepy’ es cultivado de forma hidropónica y por esta razón precisa de más cuidados de los normales: las luces son de sodio de alta presión, por esto tiende a producir mayor THC que las plantas normales, además los buenos cultivadores conservan una misma madre de la que se sacan y se mantienen esquejes con la misma genética”.
La cripa que se fuma en Bogotá tiene una concentración de tetrahidrocannabinol (THC, el principal componente psicoactivo de la marihuana) que está entre el 12% y el 22%, lo cual es un salto considerable respecto a la concentración de THC de entre un 2% y un 7% que puede haber en la ‘regular’ o Corinto.
La cripa no solo tiene un efecto más potente, sino que también tiene un sabor más agradable y al fumarla emite un olor mucho menos delatador, las semillas de cripa vienen en su mayoría de Holanda, España y Estados Unidos).
A través de cruces entre distintas cepas de marihuana provenientes de todos los rincones del mundo, entre ellos Colombia, y de un control riguroso de las condiciones de luz y temperatura, marihuaneros y botánicos profesionales han creado variedades de marihuana que son capaces de florecer con muy pocas horas de luz al día, son todas hembras y producen una traba que se ajusta literalmente al gusto del cliente. En las calles, el precio de un gramo de cripa oscila entre $1.500 y $5.000 pesos (dependiendo en buena parte de la calidad y la cantidad a comprar), bastante más que los $300 pesos que puede costar un gramo de marihuana regular, también llamada cafuche.
Según Juan Daniel Gómez, profesor de neuropsicología en la Universidad Javeriana y una de las personas que más sabe de marihuana en el país, al entrar en este juego de manipular la marihuana se altera el balance que naturalmente ha existido entre los distintos compuestos químicos del cannabis; ya que en las variedades de marihuana tradicionales, como la regular, ambos compuestos (THC y CBD) se encuentran presentes en una proporción de 1 a 1 (por ejemplo, 4% de THC : 4% de CBD); sin embargo, en el caso de una cripa, esta puede tener un 15% de THC, porcentaje que afecta con mayor agudeza el cuerpo humano.
Esta relación 1 a 1 es conveniente, sobre todo si se tiene en cuenta la manera en la que interactúan estos dos compuestos. El THC es la sustancia responsable de activar el sistema cannabinoide que todos tenemos en nuestro cuerpo, provocando así esa agradable exaltación de la sensibilidad y alteración de la conciencia que los marihuaneros llamamos “traba”.
Sin embargo, está comprobado que cuando el cerebro es expuesto a esta sustancia en altas concentraciones, el THC puede desatar ataques de pánico, ansiedad, o el llamado “mal video”, e incluso estados de psicosis crónica en individuos con alguna predisposición genética. Estudios señalan una relación antagónica entre el CBD y el THC, lo cual significa básicamente que el CBD podría proteger el cerebro del bien conocido y muy temido ‘mal video’.
Sin embargo, como los botánicos que trabajaron durante años para crear eso que llamamos cripa tenían como único objetivo maximizar el potencial psicoactivo de la planta, aumentaron la proporción de THC y olvidaron al poco trabador CBD.
Según Quintero, mientras el porcentaje de THC que hay en una cripa cualquiera puede estar alrededor del 15%, el porcentaje de CBD se ha mantenido alrededor del 2% o el 3%, resultando en una relación THC a CBD de 6 a 1.
El cannabis sintético, a diferencia del convencional, puede provocar una gran variedad de graves efectos secundarios, entre otros, agitación, vómitos, alucinaciones, paranoia, convulsiones, taquicardia, problemas cardíacos, derrame cerebral, psicosis aguda y muerte.
Por su parte, los investigadores advierten que la marihuana sintética no tiene nada que ver con la marihuana convencional y que su única similitud es el engañoso nombre, pero que su consumo puede tener consecuencias mortales.
Tiene efectos mucho más nocivos en el cerebro:
Una de las razones por las que el cannabis sintético puede desencadenar una serie de efectos secundarios es la forma en cómo sus componentes actúan en el cerebro. Los cannabinoides sintéticos afectan con gran fuerza los receptores cannabinoides del cerebro.
El ‘spice’ al ser una droga que se fabrica en laboratorios clandestinos no cuenta con ningún control de calidad. “Las dosis varían. No se sabe de la cantidad y calidad de hierbas, pulverizadores y cannabinoides usados por los productores, es por ello que deben realizarse campañas informativas que adviertan a los jóvenes y consumidores, los peligros y efectos dañinos de este tipo de drogas”.
El psiquiatra y catedrático universitario Salvador Luque Carlos señala que los jóvenes que consumen el ‘creepy’ pueden sentirse repentinamente muy ansiosos y tener sensaciones de paranoia.
También tienen problemas con la memoria y aprendizaje; percepción distorsionada (visual, auditiva y del tacto) y del sentido del paso del tiempo. Asimismo, dificultades para pensar claramente, menor coordinación física, ansiedad e incluso aceleración del corazón. Si un atleta consume esta droga no tendrá el mismo desempeño porque el THC afecta sus reflejos, movimientos y coordinación motora.
Una de las razones principales por las que la marihuana sintética puede ocasionar gran variedad de efectos secundarios se debe a que sus componentes activan los receptores CB1, que están presentes en casi todas las regiones del cerebro.
“Cuando un compuesto fuerte y de larga duración afecta diferentes áreas del cerebro provoca ciertos efectos muy negativos”, indicó la neuróloga Yasmin Hurd, del Hospital Monte Sinaí de Nueva York.
“Los consumidores de la marihuana convencional suelen ser interactivos, graciosos, divertidos, y sus efectos desaparecen al cabo de poco tiempo.
En cambio, las personas que han tomado marihuana sintética parece que hayan ingerido anfetaminas, están serios, sudorosos y agitados”, explicó el profesor Lewis Nelson, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York.